Prologo
El genio literario de Platón se ve representado, no solamente en sus ideas, sino también, en la manera como elabora los escenarios en los que tienen lugar los diálogos que dan origen a las más profundas discusiones. Este es el caso de Fedro, libro, en el que su prologo trae ya de por sí ciertas características que anuncian al lector algunas particularidades de lo que será el diálogo. En este ensayo busco analizar e interpretar la primera parte de Fedro y para esto quisiera iniciar haciendo una una comparación de este libro con El banquete. Dicha comparación busca mostrar algunas diferencias entre los escenarios y con ello la posible continuidad que pueden llegar a tener estas dos obras. Aparte de lo anterior, en este texto también busco identificar, en la astucia del escritor, cuales son los detalles del preámbulo que posteriormente se relacionan con el desarrollo de la obra.
El genio literario de Platón se ve representado, no solamente en sus ideas, sino también, en la manera como elabora los escenarios en los que tienen lugar los diálogos que dan origen a las más profundas discusiones. Este es el caso de Fedro, libro, en el que su prologo trae ya de por sí ciertas características que anuncian al lector algunas particularidades de lo que será el diálogo. En este ensayo busco analizar e interpretar la primera parte de Fedro y para esto quisiera iniciar haciendo una una comparación de este libro con El banquete. Dicha comparación busca mostrar algunas diferencias entre los escenarios y con ello la posible continuidad que pueden llegar a tener estas dos obras. Aparte de lo anterior, en este texto también busco identificar, en la astucia del escritor, cuales son los detalles del preámbulo que posteriormente se relacionan con el desarrollo de la obra.
En principio, puede decirse que en el Fedro, al hacer una comparación con el libro de "El banquete", la situación en la que se presentan los personajes es completamente opuesta. En "El banquete" los diálogos son indirectos y narrados por un discípulo que no recuerda completamente la totalidad de las partes. Por el contrario, en la narrativa de el Fedro los diálogos son directos. Sócrates y Fedro se encuentran y son ellos los que hablan por sí mismos. Además de lo anterior, puede afirmarse que Lisias se encuentra presente pues esto es lo que afirma Sócrates al darse cuenta que Fedro quiere recitar su discurso escrito (228e).
Para continuar con la idea anterior, el escenario de la obra de "El banquete" transcurre en la noche, en el interior de un recinto cerrado, con la luz titilante del fuego y con la compañía del vino. Aunque en un principio los personajes invitados e interlocutores de esta obra parecen estar sobrios, afirman que aún tienen las secuelas de la celebración del día anterior lo cual permite deducir que no se encuentran del todo lúcidos. El banquete termina en fiesta y embriaguez cuando Alcibiades llega borracho e induce a los que se encuentran reunidos a beber tanto como él. En contraste con lo que se ha descrito anteriormente, el prologo de Fedro nos presenta una situación que acontece balo la luz del sol, en medio de la claridad del día y del agua cristalina que corre bajo los pies. La imagen de la lucidez llega fácil a la mente del lector en el momento en que los detalles del paisaje le permiten transportarse por un momento a un hermoso lugar. Dicho lugar que se describe con cuidado en el prologo está a las afueras de la ciudad lejos de la multitud y del ruido. Es por lo tanto que a diferencia de El banquete, en el Fedro los personajes, acompañados únicamente del sonido del agua corriente y las cigarras, se encuentran protegidos de una interrupción como la que ocurrió en El banquete con la llegada de Alcibiades.
La metáfora de la claridad que da la luz del sol y el agua cristalina se relaciona directamente con las conversaciones directas donde no tienen cabida los intermediarios. Y como ya se ha mencionado anteriormente, hasta Lisias puede ser considerado como presente, pues Sócrates descubre que Fedro intenta practicar de memoria el discurso de Lisias con el texto que tiene bajo su manto. Es de este modo que para Sócrates dicho texto es la presencia de su autor y la narración de su discurso puede interpretarse como directa pues pide a Fedro que no practique con él sino que lo lea directamente. “Déjame ver, antes que nada, querido, qué es lo que tienes en la izquierda, bajo el manto. Sospecho que es el discurso mismo. Y si es así, vete haciendo a la idea, por lo que a mí toca, de que, con todo lo que te quiero, estando Lisias presente, no tengo la menor intensión de entregárteme para que entrenes.” (228d-e)
En segundo lugar, ya habiendo finalizado la comparación entre el Banquete y el Fedro, quisiera indagar posibles significados encontrados a partir de la descripción de los personajes. En un principio Fedro se muestra como aquel que guía, el que sabe y va a compartir ese conocimiento con Sócrates. Es alguien desinteresado que va por su camino ocupado de sus propios asuntos. Por el contrario, el filósofo ateniense se presenta como un curioso interesado en Fedro. Esto se evidencia en la pregunta que le hace: “mi querido Fedro ¿adónde andas ahora y de donde vienes?” (227a) a lo que Fedro responde contándole que viene de estar con Lisias. La siguiente indagación del mismo estilo hecha por Sócrates comprueba nuevamente su interés por Fedro. “¿Y de que habeis tratado? Porque de seguro que Lisias os regaló con su palabra.”(227b)
Es así que al principio de la historia se generan los roles del seguidor y el que es seguido. Fedro no hace preguntas a Sócrates ni muestra un interés en particular aparte de responder a las curiosidades del filósofo. En respuesta a las indagaciones Fedro invita a Sócrates a que le escuche y a que den un paseo juntos. Además de esto lo incita a escuchar pues afirma: “Y es que además, Sócrates, te interesa lo que vas a oír. Porque el asunto sobre el que departíamos, era un si es no erótico.”(227c) Aparte de lo anterior es Fedro quien toma las decisiones sobre el lugar hacia donde van pues va a “dar un paseo por los caminos, ya que, afirma, es más descansado que andar por lugares públicos.”(227b)
Conforme avanzan los sucesos, es interesante ver como los roles de seguidor y guía dan un dramático giro pues aquel que se ve como el portador del conocimiento, en realidad no lleva más que un discurso de Lisias que esta intentando memorizar. Y su actitud desinteresada se ve descubierta, al igual que el texto que carga bajo su manto, pues a partir de ese momento se evidencia que Fedro tiene un interés y es el de usar a Sócrates para la práctica de recitar. Además de lo anterior se expone la ignorancia de Fedro pues en ningún momento se ve que cuestione o haga una crítica del texto y su única intención es aprender de memoria un discurso escrito por alguien más. Así mismo, en este cambio de roles, Sócrates comienza a dirigir el camino cuando descubre las intenciones de Fedro, pues dice: “Desviémonos por aquí, y vayamos por la orilla del Iliso, y allí, donde mejor nos parezca, nos sentaremos tranquilamente.”(229a) Un momento después se ve a Sócrates ordenando a Fedro: “Ve delante, pues, y mira, al tiempo, dónde nos sentamos.”(229a)
Por último, la función de Fedro esta en representar a un hombre, que sumergido en su propia ignorancia, inocentemente genera una situación propicia para el desarrollo de las ideas filosóficas de Sócrates. Como ya se ha enunciado la ignorancia de Fedro se debe a un interés de recitar un discurso de memoria. Discurso con el que se deleita al pronunciarlo no exactamente por la riqueza de su contenido sino por su forma y las palabras que lo adornan. Es así como Fedro afirma que lo más valioso para él es aprenderse de memoria el discurso compuesto por Lisias. “¿Cómo dices, mi buen Sócrates? ¿crees que yo, de todo lo que con tiempo y sosiego compuso Lisias, el más hábil de los que ahora escriben, siendo como soy profano en estas cosas, me voy a acordar de una manera digna de él? Mucho me falta para ello. Y eso me gustaría más que llegar a ser rico.”(228a) La situación que propicia el desarrollo filosófico se debe a todo los contenidos que pone Fedro. Pues bajo su simple intención de practicar de recitar el discurso trae sin querer el eros, la retórica, la escritura y la memoria.
Bibliografía
Platón. 1988. Diálogos III Fedón, Banquete, Fedro. Vol. III. Gredos.
Griswold, Charles L. 1996. Self-Knowledge in Plato’s Phaedrus. University Park, Pa: Pennsylvania State University Press.